Un conocido escritor de novelas me dijo alguna vez, en charla de sobremesa, que el reconocido poeta Homero Aridjis había sido, en secreto, coautor de Pedro Páramo. Desde entonces el rumor me lo han repetido algunas personas, mas o menos confiables, sin que halla encontrado ninguna evidencia real al respecto.
Los tiempos coinciden: Aridjis fue director de la escuela mexicana de escritores en la época en que Juan Rulfo fue becario del instituto y escribio su obra maestra, y en teoría, pudo ser el co escritor de una de las mejores novelas del mundo.
Homero Aridjis Fuentes (sin relación con Carlos Fuentes) es autor de algunas novelas de mediano éxito, como Ciudad de zombis y ¿En quién piensas cuando haces el amor? y cabe señalar que su estilo está muy lejos del universo de Rulfo.
Quizá fue un corrector de estilo de lujo, o un consultor destacado, el caso es que este hombre sobresale como poeta de las generaciones del boom.
¿Será Homero Aridjis otro fantasma de Comala? la eternidad lo dirá.
Poemas más famosos de Homero Aridjis
Cae la lluvia sobre junio
Cae la lluvia sobre junioEl espíritu de la mujer que ama
corre en tu cuerpo...
se desnuda en las calles
La vida en los rincones
sostiene el equilibrio del mundo
con un algo de Dios que asciende de las ruinas
Los hijos del hombre hacen su universo
sobre un barco de papel que se destroza
pero la alegría no está precisamente allí
sino en la proyección de otro universo
Nada debe detenerse
volverá septiembre y después abril
y los amigos que no acudieron esta primavera
estarán con nosotros en un invierno previsible
Amo este tiempo
donde los perros son sagrados
y los insectos titubean en los vidrios
Te amo a ti por efímera por susceptible al frío
La ciudad se ilumina para nuevas proezas
Un poema de amor
Cuando hable con el silencio
cuando sólo tenga una cadena
de domingos grises para darte
cuando sólo tenga un lecho vacío
para compartir contigo un deseo
que no se satisface ya con los cuerpos de este mundo
cuando ya no me basten las palabras del castellano
para decirte lo que estoy mirando
cuando esté mudo de voz de ojos y de movimiento
cuando haya arrojado lejos de mí
el miedo a morir de cualquier muerte
cuando ya no tenga tiempo para ser yo
ni ganas de ser aquel que nunca he sido
cuando sólo tenga la eternidad para ofrecerte
una eternidad de voces y de olvido
una eternidad en la que ya no podré verte
ni tocarte ni encelarte ni matarte
cuando a mí mismo ya no me responda
y no tenga día ni cuerpo
entonces seré tuyo
entonces te amaré para siempre.
A Betty
Y Dios creó las grandes ballenas
allá en Laguna San Ignacio,
y cada criatura que se mueve
en los muslos sombreados del agua.
Y creó al delfín y al lobo marino,
a la garza azul y a la tortuga verde,
al pelícano blanco, al águila real
y al cormorán de doble cresta.
Y Dios dijo a las ballenas:
"Fructificad y multiplicaos
en actos de amor que sean
visibles desde la superficie
sólo por una burbuja,
por una aleta ladeada,
asida la hembra debajo
por el largo pene prensil;
que no hay mayor esplendor del gris
que cuando la luz lo platea.
Su respiración profunda
es una exhalación".
Y Dios vio que era bueno
que las ballenas se amaran
y jugaran con sus crías
en la laguna mágica.
Y Dios dijo:
"Siete ballenas juntas
hacen una procesión.
Cien hacen un amanecer".
Y las ballenas salieron
a atisbar a Dios entre
las estrías danzantes de las aguas.
Y Dios fue visto por el ojo de una ballena.
Y las ballenas llenaron
los mares de la tierra.
Y fue la tarde y la mañana
del quinto día.
A veces uno toca un cuerpo y lo despierta...
A veces uno toca un cuerpo y lo despierta
por él pasamos la noche que se abre
la pulsación sensible de los brazos marinos
y como al mar lo amamos
como a un canto desnudo
como al solo verano
Le decimos luz como se dice ahora
le decimos ayer y otras partes
lo llenamos de cuerpos y de cuerpos
de gaviotas que son nuestras gaviotas
Lo vamos escalando punta a punta
con orillas y techos y aldabas
con hoteles y cauces y memorias
y paisajes y tiempo y asteroides
Lo colmamos de nosotros y de alma
de collares de islas y de alma
Lo sentimos vivir y cotidiano
lo sentimos hermoso pero sombra.
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